Hoy, como estaba planificado, fue la ceremonia de clausura de los juegos olímpicos… La cual estuvo excelente.

Si bien estas jornadas pudieron haber tenido algunos detractores, yo particularmente las disfruté con la mejor de las energías y contagiado de los ánimos de los centenares de personas que llegaron a Beijing por estos asuntos.

La fuerza y empeño de los atletas, fue algo super emotivo, escuchar, ver y formar parte del público de algunos eventos fue un privilegio que hace unos años ni siquiera imaginaba que iba a tener.

Los juegos estuvieron en general espectaculares, la organización me parece que no pudo haber estado mejor, lo único que no me gustó fue, por un lado la reventa de las entradas y por otro, que debido a esos enigmas de la vida, algún que otro punto en ciertas competencias fuera adjudicado de manera no muy razonable… ¿Qué les puedo decir que como humanos, nos sepamos acerca de ciertas flaquezas propias de nuestra especie?.

Ya de regreso a casa, invadido por una suerte de nostalgia, tristeza, melancolía, aflicción o un cóctel de todos estos sinónimos (mezcladitos y sin hielo por favor!), que potenciaban una extraña sensación de vacuidad, me detuve un instante excesivamente breve frente al Bird Nest, que aún seguía iluminado pero ya no por la poderosa antorcha, para tomarle las últimas fotos del día.

Aún tengo por allí las tomas del Pentatlón Moderno y, aunque en este preciso instante no me siento como para publicarlas, se que en cuanto mi estado anímico me lo permita se las pondré a la vista.

Les mando un gran abrazo!.

Felice

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